Hoy despierto con esta lamentable campaña de la Junta de Andalucía. #noseasanimal… ¿En serio? Por cierto, son animales y son siempre hombres.
«Existe una ‘fauna’ que acosa cotidianamente a las mujeres en las calles, sin reconocer en ello una agresión. Pero el acoso callejero es una forma de violencia machista, ayúdanos a que se extinga #NoSeasAnimal. Iniciativa del Instituto Andaluz de la Mujer y del Instituto Andaluz de la Juventud» Este es el nivel del Instituto Andaluz de la Mujer, invisibilizar a los agresores, siempre hombres, tras caretas de animales no humanos. Muy bonito, muy acertado y muy todo.
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Son siempre hombres
Campaña especista que, además, invisibiliza a quienes ejercen la violencia machista: los hombres. ¿Dónde aparece la palabra hombres en esta campaña como ejecutores de la violencia machista? ¿Dónde los señala como responsables únicos del terrorismo machista? ¿Es posible que de una vez comiencen a llamar a las cosas por su nombre? ¿Veremos alguna campaña tipo: En vosotros, los hombres, recae la responsabilidad absoluta de todas y cada una de las agresiones machistas, es hora de que deconstruyáis la masculinidad tóxica en que estáis socializados? Son animales y son siempre hombres.
Especismo
Y, por otra parte, los animales no humanos y el desacertado #noseasanimal. Las personas somos también animales, tengámoslo presente siempre. No hay distinción entre animales humanos y no humanos salvo la que establece la discriminación arbitraria que es el especismo antropocéntrico. Poner caretas a los agresores, insisto: siempre hombres, no nombrarlos y, en vez de ello, catalogarlos con estúpidos y manidos símiles especistas es lamentable. El búho que mira, el buitre que acecha, el cerdo que grita barbaridades, el gallito y los piropos -agresiones verbales machistas- a distancia, el gorrión que silba, el pulpo que se pega. ¿En serio? Lo que sí es serio es que los agresores machistas son animales y son siempre hombres. Los pulpos, los gallos, los cerdos, los buitres, los gorriones jamás han agredido a una mujer por el hecho de serlo. Los hombres, cada día. Ningún animal no humano ejerce violencia sistemática hacia las mujeres. Los hombres, animales humanos, han establecido todo un sistema de opresión sobre nosotras, el patriarcado. Llamemos a las cosas por su nombre. Decía Wittgenstein algo así como que los límites de nuestro lenguaje son los límites de nuestra realidad. Si no nombramos, si no visibilizamos, no creamos realidades. Y, de la misma manera que lo que no se nombra no existe, lo que no existe no puede ser combatido… Ni nombrado. Pero tanto la violencia machista como el especismo antropocéntrico tienen nombre. Incluso, ésta última, hueco en la misógina RAE.
Transversalidad
Por eso resulta tan importante, imprescindible, que la lucha contra toda opresión sea un eje transversal siempre encima de la mesa. Porque no podemos posicionarnos contra una injusticia ejerciendo otras. ¿Cómo, como feminista, voy a luchar contra el patriarcado y la opresión sistémica y sistemática que ejerce contra mí como mujer y a la vez oprimir a quienes coloco arbitrariamente por debajo mío? ¿Cómo ejercer la misma violencia hacia otros seres sintientes que combato e intento erradicar cuando el sujeto oprimido soy yo? ¿Qué concepto de Justicia tendría en mi cabeza? Comprender la interseccionalidad de las opresiones, que van sumando, aplastando y la transversalidad de la lucha contra cualquier tipo de opresión-discriminación como dos ejes sobre los que sustentar cada uno de nuestros actos es fundamental si queremos construir una sociedad justa e igualitaria. Y siempre será feminista y antiespecista.