Hoy es el día de los animales porque el 4 de octubre es San Francisco de Asís (felicidades a todos los pacos menos al de debajo de la gran losa).
En el año 1929, el 4 de octubre, fue declarado Día Mundial de los Animales -no humanos-, por iniciativa de la Organización Mundial de Protección Animal en un congreso celebrado en Viena. El objetivo principal era generar una solución al problema de las especies en peligro de extinción.
El principal propósito del Día Mundial de los Animales es recordar la importancia de la conservación de las especies animales en el planeta.
La Declaración Universal de Derechos del Animal, fue proclamada el 15 de octubre de 1978 y aprobada por la Organización de la Naciones Unidas. Esta declaración establece que todo animal posee derechos y señala que el desconocimiento y desprecio de esos derechos han conducido y siguen conduciendo al ser humano a cometer crímenes contra la naturaleza y contra los animales.
Día de los animales, ¿de todos los animales?
Muy bonito todo y muy correcto, ¿verdad? Ahora yo pregunto ¿qué pasa con los animales destinados a la experimentación, a los animales llamados de granja, a los que viven hacinados en jaulas por su piel, a los que obligamos a engendrar, gestar y parir, y parir, y parir, hasta que sus cuerpos no dan de sí, a los bebés triturados, asfixiados, abandonados, a los cocinados o despellejados vivos, a los que miran tristes tras el metacrilato? ¿Qué pasa con ellos? ¿No son animales o son animales de segunda? El derecho más importante es el derecho a la vida, a una vida digna, a una vida libre de sufrimiento y explotación. Una vida en libertad.
Podemos vivir en un mundo donde cada vida importe, donde no sea necesario utilizar la vida de ningún ser sintiente, de ningún animal, humano o no. Un mundo libre de toda opresión donde las jaulas, absolutamente todas ellas, estén vacías.
Por ellos, por el fin de la explotación animal, tenemos una cita: la Manifestación 2N Antiespecista en Madrid. Para decir alto y claro ¡LIBERACIÓN ANIMAL, LIBERACIÓN ANIMAL!
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